jueves, 19 de enero de 2012

LONDRES (II): MERCADO DE PORTOBELLO

Una de las mejores formas de conocer un lugar es recorrer alguno de sus mercados; mejor si te pierdes y te dejas llevar por la intuición. En él descubrirás a las personas tal y como son y, de paso, entrarás en contacto con la cultura local. Recuerdo las miles de sensaciones que experimenté en un mercado en Chiclayo (Perú), junto a unos muy buenos amigos: olores, sabores, cientos de recovecos por recorrer y el auténtico ambiente de la ciudad.
En Londres, uno de los más destacados es el de Portobello, que tiene lugar en la calle del mismo nombre, en el conocido barrio de Notting Hill, siendo su día grande el sábado. Nada más llegar a la calle, una serie de casas, cada una de un color distinto, transmiten al visitante esa parte quizá más desconocida de la cultura inglesa: todos sabemos del silencio que mantienen en cualquier lugar (será sorprendente la paz reinante en los medios de transporte públicos). Parece que en esta cultura no hay hueco para un sonoro mercadillo donde reine la algarabía. Pero en Portobello la situación cambia: si bien es verdad que en los puestos de antigüedades los visitantes contemplan en silencio total las maravillas allí presentes, más adelante descubriremos esos sonidos característicos de niños ilusionados por comer tortitas o personas expectantes ante una paella que se está cocinando. Precisamente, si tuviera que escoger un olor característico del enclave, me quedaría con ese agradable y dulce aroma de las tortitas recién hechas.

En el mercado encontraremos de todo: comida (amplia variedad de fruta a precios asequibles, algo extraño en Londres), ropa, antigüedades, libros, sellos (filatelia y también de caucho, algunos muy logrados) ... y recuerdos, también a un precio barato, comparándolo con el de las tiendas más céntricas de la ciudad. No faltarán los músicos, alegrando la jornada a todos los visitantes.



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