miércoles, 13 de mayo de 2009

LA NOCHE DE LAS PASIONES FUTBOLÍSTICAS


Sí, señores, por fin ha llegado: esta noche tendrá lugar en la capital del Turia la final de la Copa de S.M. El Rey.
Y no puedes decir que no: si eres futbolero, estarás a favor de alguno de los dos conjuntos, sean blanquirrojos o blaugranas. Llega la gran fiesta del fútbol español: unos apoyarán a un estilo de fútbol que se ha consolidado a lo largo de la temporada demostrando que el buen juego es lo que tiene que predominar en el terreno de juego; por otro lado, la lucha, la ilusión, el tremendo esfuerzo que se realiza año tras año por parte del Athletic para formar un equipo con gente de su tierra, para gente de su tierra. Los dos máximos vencedores de esta competición, cara a cara, en un escenario que no se queda nada corto para estos dos equipos: Mestalla.
La ciudad vive el ambiente, se celebra una convivencia totalmente tolerante entre ambas aficiones, siempre dando ejemplo de lo que es la tolerancia y de lo bonito que puede llegar a ser el pertenecer a una afición respetuosa con el rival, coherente y siempre fiel a su equipo.
Y es que esta noche juegan dos, pero estarán presentes todos. La copa es así: juegan desde Tercera División hasta los más destacados de la Liga BBVA, con toda la dimensión de importancia que esta competición supone para los equipos más humildes del panorama futbolístico español cuando llegan a una eliminatoria importante. Es la competición que une a todos los equipos, que cohesiona el balompié nacional y que llena muchos miércoles de la temporada de grandes noches deportivas. De todos es conocido que algunos conjuntos de los más destacados han desestimado este torneo en alguna ocasión, hecho que lo considero del más mínimo gusto deportivo, ya que en el torneo del K.O. se pueden observar los nuevos talentos con posibilidades de destacar que juegan en caqtegorías inferiores, además del entusiasmo con el que los más pequeños equipos afrontan los partidos más complicados.
Desconozco quien se llevará este título a sus vitrinas, pero sí sé quién ganará: el fútbol.

viernes, 8 de mayo de 2009

TERCER DÍA: ALGO PURAMENTE NUESTRO

2 de mayo de 2009
Dicen que las fechas son algo meramente orientativo, que no pasaría nada si las desviamos ligeramente, si confundimos una con otra, o si simplemente hubiésemos elegido otra configuración del calendario. ¿Os imagináis, queridos lectores, un año de siete días? Una vez a la semana sería nuestro cumpleaños, aunque al final de nuestra vida los contaríamos por miles, o quizá incluso algún intruso número nos jugaría malas pasadas aumentado nuestra ya enorme edad.
Pues sí, el 2 de mayo, el día que todos estábamos esperando, llegó por fin. Impacientes, expectantes en la plaza del ayuntamiento de Cartaya, atentos estábamos esperando la llegada de nuestro día. Pero una cosa debía hacer antes de comenzar las celebraciones de nuestro día, el día del grupo 2 de mayo, y ese asunto pendiente era felicitar a mi gran amiga Aida: acaba de empezar su cumpleaños.
Juntos de nuevo, Rodrigo, María y yo, miembros fundadores del grupo, por un momento nos acordamos de la que por siempre será miembro honorífica del conjunto, Almudena, que no pudo acompañarnos en nuestro día. Dentro del secretismo se encuentran parte de nuestros actos de conmemoración de esta fecha tan especial para tres personitas, y por ello el curioso lector, que seguro se encontrará ávido por conocer esos detalles que solo sabemos nosotros tres, solo sabrá que fue sinceramente increíble, irrepetible, vida pura, algo meramente espiritual.
Volviendo al tema que nos ocupa, que no es otro que el de compartir estos días de encuentro, decir que vivir la historia fue poco en comparación con lo experimentado este día. En La Rábida, subido en las reproducciones de las carabelas que llevaron a Cristóbal Colón hacia el nuevo mundo, me sentí integralmente vivo. Mirar hacia el horizonte, observar lo que vio el Almirante, pensar cómo imaginaría los nuevos mundos por conocer al otro lado del océano, notar cómo golpeaba mi piel ese viento que siglos antes despeinaría en más de una ocasión al descubridor... todo ello fue algo mágico.
Pero ahí no acaba todo. El parque botánico José Celesitino Mutis (botánico, astrónomo, geólogo, un personaje realemente importante en la historia hispanoamericana) nos recordó a muchos esa flora americana que tanto anhelamos, y nos perdió por sus rincones llenándonos de curiosidad, observando plantas, cada cual más interesante, y viendo cada una de las plazas que tiene dedicadas a los diversos países de América.
Cambiamos de tercio. No vi el R. Madrid-Barcelona, siendo un auténtico barcelonista. Y no me arrepiento de ello. En esa tarde conocí el monasterio de La Rábida, donde el Almirante vivió un tiempo antes de partir hacia América, caminamos hasta Palos de la Frontera, lugar de partida de Colón, cuyo patrón es S. Jorge, al cual fotografiaron junto a mí en una instantánea que siempre me recordará dos lugares: Golosalvo y Palos. Y, finalmente, cuando había posibilidad de acercarme hacia un televisor para disfrutar con los goles de mi equipo, tomé la sabia decisión de disfrutar con grandes amigos de un atardecer en la playa de El Rompido, bajo la luz de un faro.
De la noche, poco queda que contar, porque solo nosotros tres sabemos lo que ocurrió en nuestro día.
Con estas líneas cierro el diario de un encuentro, de un viaje, que todos vosotros habéis hecho posible para mí.
AMIGOS, MUCHAS GRACIAS

jueves, 7 de mayo de 2009

DÍA II: LA RUTA DE LA NATURALEZA

1 de mayo de 2009
Por unos días, muchos puntos convergen. Sí, son esos puntos que se habían ido separando en el mapa, también en el tiempo, que ahora vuelven a estar juntos. ¡Qué queréis que os diga! Un placer volver a caminar con vosotros. Ahora volvemos a estar completamente realizados, porque nos encontramos junto a nuestros más íntimos amigos con los que compartimos Ruta Quetzal.
El día comienza, con un sol que promete no dejarnos tranquilos en este encuentro, que se convertirá en un magnífico recuerdo de las tierras onubenses.
Como siempre: mochila, plato, cubiertos, gorra, agua, en definitiva, todos los avatares que pueda imaginar un rutero. Es un encuentro, pero como si fuera cualquier día normal en la ruta.
Primer destino: las Marismas del Odiel, Paraje Natural declarado reserva de la Biosfera por la UNESCO. Nos acompaña el que se acabará convirtiendo al final del encuentro en un auténtico mito, Paco, por su simpatía, su hospitalidad y su paciencia al escuchar en decenas de ocasiones la por todos conocida canción que dice "Paco, Paco, Paco..." Y, la verdad, querido lector, si visitas Huelva no puedes pasar de largo cuando te acerques a este paraje, puesto que constituye un paisaje realmente bello e importante para la biodiversidad. Refugio de miles de aves, también nos muestra una interesante flora (como el ládano, de donde tradicionalmente se extrae un singular pegamento) y otros tipos de fauna, como las artemias salinas, pequeños animales acuáticos (zooplancton) de un color rojizo, con una antigüedad considerable y que tienen una gran particularidad: además de ser hermafroditas, también pueden alcanzar el estado de asexualidad, es decir, ellos mismos poner sus huevos y fecundarlos, surgiendo así individuos genéticamente iguales.
Tras una parada técnica, necesaria para reponer fuerzas comiendo después de la calurosa caminata realizada por la mañana, nos dirigimos hacia la Playa de la Bota, un lugar realmente bonito que nos impresionó, por el que también nuestros pies andaron varios kilómetros, en mi caso, agradablemente acompañado por Ángel, Marina, Luna, María, Juan y Rodrigo, como se puede observar en la fotografía. El océano, al que Cristóbal Colón se lanzó ávido de conocer nuevos lugares, gentes, animales y flora, nos esperaba con los brazos abiertos, si bien también con una temperatura no apta para los más frioleros. Sinceramente, una tarde muy especial pasada en la playa junto a todos vosotros. Bañarse en el Atlántico, fuera la que fuera su temperatura, era algo que seguro íbamos a hacer y, por supuesto, cumplimos esta implicación que ser rutero tiene. Yo, por mi parte, disfruté de este sensacional baño junto a todos vosotros.
Para terminar el día, después de la cena, una vez ya de vuelta a Cartaya, nos dispersamos, llevando mi grupo una particular trayectoria.
En primer lugar, observamos una rotonda con una escultura en el centro. Hasta ahí, nada raro, pero también nos percatamos de que tiene una placa, por lo que pienso: "si tiene una placa, es para que se lea, por lo que voy a subirme a la rotonda". Dicho y hecho, pudimos leer la inscripción dedicada a San Isidro Labrador y tomar una fotografía de esta curiosa ocurrencia que tuvimos.
Seugidamente, algo de exploración, que incluyó la visita al exterior del castillo de los Zúñiga y la Plaza Mayor, que recomiendo a todo el que visitie este municipio onubense por la gran cantidad de plantas abarrotadas de flores que tiene. Además, conocimos dos típicos platos de la gastronomía onubense: las habas con choco (al final conseguimos averiguar que el choco es sepia) y las habas "zapatás".
Un día realmente entrañable, en el que conocimos muchas cosas, pero sobre todo revivimos lo que es ser realmente rutero.

miércoles, 6 de mayo de 2009

DÍA I: HISTORIA DE UN VIAJE

30 de abril de 2009
Mi pulso se acelera. Desvío ligeramente la vista hacia esa mochila verde que me ha acompañado en tantos buenos momentos. Pero aun no: estoy en clase, y debo atender; ya llegará el momento de pensar en el encuentro. Sin embargo, entre una integral y otra, mi mente se llena de lugares que conoceré, personas con las que me volveré a encontrar. En definitiva, volveremos a compartir camino.
Y ahora sí, empieza para mí el encuentro. Con cierta velocidad me dirijo hacia el exterior, y más aun cuando veo que el tranvía se aproxima hacia mi parada. No puedo perderlo, porque esto supondría un gran retraso. Me acuerdo de todas las personas a las que volveré a ver, y eso me da un extra de velocidad que me facilita llegar a tiempo. La aventura ha vuelto a mi vida.
Pero ahí no acaban las prisas. Otra carrera se prepara. Llegando a la estación donde debo hacer transbordo, el otro tren se sitúa en paralelo al mío. De nuevo, en cuanto las puertas del tranvía de Valencia nos lo permiten, me dirijo rápidamente hacia el metro que, satisfactoriamente, pero no sin sudor sobre mi tez, puedo tomar.
Por fin, la Estación del Norte. El tiempo me ha favorecido e incluso cuento con algunos minutos para reflexionar sobre lo que estoy a punto de empezar a vivir. De repente, suena en la lejanía una voz familiar, la de una gran amiga: María acaba de llegar, también entusiasmada con este encuentro, mostrando una gran cara de felicidad porque de nuevo estamos viviendo una aventura en común.
De este viaje en tren a Madrid, solo destacar la impotencia de pasar por mi tierra, Albacete, sin ni siquiera poder poner mis pies sobre ella, pero esto es así: la ruta me llama.
Una oleada de calor invade el vagón en el momento en que sus puertas se abren. Nos encontramos en la capital del reino. Y, reflexionando, me percato de que en un mismo día estoy circulando en dos metros muy distintos: el de Valencia, de 21 años de antigüedad, y el de Madrid, el cual se encuentra en estos momentos celebrando su 90 aniversario. Además, una sutileza que suele confundir parcialmente a valencianos y madrileños cuando utilizan el metro de la capital o de la ciudad del Turia, respectivamente: el primero circula por la izquierda, mientras el segundo lo hace por la derecha.
Una vez en la estación de autobuses, nos encontramos con varios ruteros que también se dirigen al esperado encuentro. Si hay algún denominador común entre nosotros es la ilusión por volver a sentirnos como si estuviéramos en ruta, acompañados por nuestros amigos.
El viaje, cuanto menos, largo; pero esto no implica que fuera pesado, puesto que entre contarnos cómo nos ha ido últimamente y algún que otro juego de cartas se suavizó la dureza de tanto tiempo en el autobús.
Finalmente, primer destino alcanzado: Cartaya, municipio de la provincia de Huelva. Allí, se multiplican los amigos compañeros de camino: Rodrigo, Saray, Álvaro... y muchos otros a los que conoceré en posteriores días.