viernes, 31 de diciembre de 2010

La mejor forma de terminar el año

Apenas faltan unas horas para que acabe este año 2010 que, en mi caso, bien podría definirse como un año completo. La aventura ha sido una parte importante en estos meses, propiamente dicha, con aquella magnífica Ruta Quetzal BBVA 2010 que tantas alegrías me dio junto a tan buenos momentos y la satisfacción de superar pruebas realmente difíciles. Pero también ha habido otro tipo de aventuras, como mi primera inscripción en el Circuito Provincial de Carreras Populares de Albacete, con la ilusión de haber concluido cuatro pruebas. Lamentablemente, una lesión me alejó de las carreras durante un tiempo, pero bueno, siempre ha estado presente en mí la ilusión del regreso. Una de las aventuras que también me ha ofrecido muy buenos momentos ha sido el Orfeón Universitario de Valencia: cantamos, lo pasamos bien y somos felices haciendo música... no se le puede pedir más.
Ha sido un año bueno. Quizá haya habido momentos tristes, pero he sabido encontrar esas pequeñas ayudas escondidas que te ayudan a salir del pozo. Estoy contento porque he reído/sonreído más que llorado. Aparte de esos pequeños detalles que me han ayudado a salir de esas pequeñas crisis, mucho más importantes han sido esas personas que tanto quiero y que han sido, de nuevo, fundamentales; soy feliz sabiendo que estáis a mi lado: quizá las distancias físicas nos separen (Valencia-Albacete, o incluso a veces tenemos un océano de por medio), pero nuestros corazones están juntos. Estar junto a todas estas personas me hace fuerte para ser capaz de hacer frente a la adversidad.
A veces nos regimos por impulsos, sobre todo los aventureros, que rápidamente tomamos una decisión o llevamos a cabo una idea espontánea en un breve periodo de tiempo: es la "sorpresa", esa capacidad que realmente crea aventura. Por eso, dos horas antes de la San Silvestre, la última carrera del año, no tenía la más mínima intención de correrla, en parte motivado por el miedo a recaer en la lesión. Sin embargo, me he sorprendido a mí mismo y, con el tiempo muy justo, no sin alguna que otra duda, he corrido hacia la Salida, he conseguido inscribirme, a última hora y, como siempre, ¡al ataque! Antes de salir lo sabía: había muy pocas probabilidades de terminar la carrera, pero me hacía ilusión participar en ella. Cuando, cómo no, para poner la guinda al año que ha estado marcado por el agua (Kolem Jaa, Río Lagartos, barco Galicia, río Tus, Titaguas, Valencia...) ha comenzado a llover, en algunos momentos con gran intensidad. Pero la lluvia no nos ha detenido: el pistoletazo inicial ha impulsado a los más de 3000 atletas participantes por las calles más céntricas de Albacete. Con algo de fatiga, por la falta de entrenamiento, pero feliz, por volver a correr una carrera ocho meses después, ¡he concluido esos 6000 metros! Sin duda, una gran cita para culminar este año. Ahora toca pensar en el próximo Circuito.
Queridos lectores, ¡feliz año 2011! Espero que sigáis luchando por vuestras ilusiones y viviendo al máximo cada uno de los días de vuestra vida.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Albacete, de noche

Cómo no, en honor a mi querida ciudad, aquí os dejo una serie de fotos nocturnas de los edificios, monumentos y calles más destacados de nuestra ciudad.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Albergue en Alborache

Llegaba una de las citas más esperadas para todos los componentes del Orfeón Universitario de Valencia: era la hora de los ensayos intensivos en el albergue de Alborache. Quizá algo dormidos, mostrando unas caras somnolientas, pero siempre con la ilusión de pasar un buen fin de semana, nos preparábamos para estas jornadas de trabajo.
Nada más llegar, cómo no, ¡a ensayar! Tino, nuestro director, nos tenía preparados una serie de ejercicios para desconectar, concentrarnos en la música, relajarnos pero, a la vez, despertar esos cuerpos que se encontraban algo dormidos. Así pues, escuchando "La Mañana", de Peer Gynt, hicimos una serie de estiramientos, junto a ejercicios activadores de la circulación y otros relativos a la respiración. Ya estábamos listos para vocalizar y, después de ello, a cantar.
Nada mejor que emplear el fin de semana en hacer aquello con lo que disfrutamos, música, junto a todas estas personas y, además, por la noche, después de un duro pero feliz día de trabajo, disfrazarnos.
Finalmente, como colofón a estos dos días de ensayo, tuvimos el placer de poder interpretar la obra ensayada, "The Many Moods of Christmas", en la totalidad de sus partes corales, de principio a fin.
Las gargantas acabaron algo resentidas, harían falta varios días de descanso pero, sin duda, mereció la pena porque, además de hacer buena música y aprender escuchando, lo pasamos realmente bien.