sábado, 17 de octubre de 2009

GEOCACHING

Conocí esta curiosa afición en allá por julio de 2007. El Ayuntamiento de Cuenca nos invitaba a realizar una sesión de prácticas basada en esta disciplina, y realmente me fascinó. Por supuesto, inmediatamente después de concluir ese magnífico viaje, accedí a su web y me registré en www. geocaching.com .
Esta nueva forma de buscar aventuras y conocer nuevos lugares y personas consiste en dejar un tesoro junto a un cuaderno escondidos en algún punto seguro (a salvo de posibles desapariciones, aunque a veces pueden ocurrir), subir las coordenadas geográficas del lugar, con alguna pista para los más descuidados, y esperar que los aficionados a esta práctica lleguen para recoger dicho regalo (el cache), firmar en el cuaderno de visitas, y dejar algo de más valor para el próximo geocacher. Así, se convierte en una experiencia que aúna aventura, conocimiento, intercambio cultural y, en algunos casos, ingenio dada la posible dificultad de encontrar el cache.
Pasó y pasó el tiempo, hasta que hace poco, con el dinero ganado gracias a un arduo trabajo en el que tuve que emplear grandes dosis de paciencia (una larga historia...), pude conseguir el tan anhelado GPS (de senderista/ciclista, no de carretera) y lanzarme a este nuevo mundo. Mi primer objetivo: el cache que se encuentra en el albaceteño parque de La Pulgosa. Costó un poquito (cosas del principiante), pero fue emocionante descubrir el tesoro: habían firmado en el libro de visitas decenas de personas (incluyendo algunos ingleses). Además, el recipiente contenía un texto para aquellos que lo encontraran por casualidad, siempre con el objetivo de enganchar a nuevos geocachers. Me ilusionó mucho y, de repente: ¡vaya, si se me ha olvidado traer algo para dejar! Decidí no tomar el regalo que había dejado el anterior cazatesoros, ya que sería muy ingrato hacerlo sin dejar nada.
Y, cómo no, continuando con la aventura, hace una semana establecí un nuevo cache en mi querido pueblo, Golosalvo. Allí, junto a un refugio rodeado de almendros, esos almendros que tantas veces me han acompañado en el recuerdo de mi tierra, dejé un nuevo cache para que gentes de todo el mundo puedan descubrirlo. Así que, queridos lectores, ahí van las coordenadas para que os podáis iniciar en esta divertida actividad, con un error de 4 metros (ya sabréis lo que nos gusta a los pseudo físicos especificar errores), junto a una foto del premio:
N39º14.011'
W001º38.464'
Pista para los más despistados (solo para despistados, se puede ver seleccionando el párrafo siguiente):
Busca entre las piedras del tejado.