viernes, 10 de septiembre de 2010

SUEÑO & AVENTURA, COMBINACIÓN PERFECTA

EL SUEÑO DE LA AVENTURA
El autobús se adentra en las profundidades de la selva. Hemos pasado la frontera, desde las zonas con un calor realmente sofocante por la humedad, una frontera sin alambradas, ni papeleos, porque está delimitada por una gran cortina de lluvia. Sabemos que va a ser una constante durante los dos próximos días, y puede que hasta nos dé alguna sorpresa... La aventura se encuentra muy cerca de nosotros, lo presiento. Sé que estamos a unas horas de emprender una marcha realmente dura que será determinante en esta Ruta Quetzal BBVA. A través de la ventana se puede observar un terreno pantanoso, con algún caimán sorprendido por la afluencia de tantas personas.
El campamento se encuentra a una distancia media que habrá que recorrer a pie, cruzando un puente colgante (de diez en diez, ya que es bastante flexible...) para llegar a él, subir cientos de escaleras, descubrir cascadas y, finalmente, montar las tiendas allí. No para de llover, pero aunque parezca mentira, esta lluvia alivia el calor pasado anteriormente.
La selva es distinta. Las plantas son una constante en tu camino... las hay de todos tipos, desde helechos, pasando por grandes árboles, como el cedro (fácilmente reconocible por el penetrante olor que hay en sus proximidades) hasta algunas plantas carnívoras. Por la noche, la tranquilidad, junto con algo de frío (más bien, de nuevo, agradecido) reinan en estos parajes, bajo la nana cantada por algún que otro grillo. La lluvia rompe ese silencio, imitando el sonido de un tren que va a llegar, gota a gota, golpeando cada una de las hojas.
La caminata tiene sus tramos de dureza, ya que el terreno no es llano. Si a ello le sumamos la constante lluvia y el piso resbaladizo, con mucho barro, la dificultad aumentará. Pero ahí surge el compañerismo espontáneo, la ayuda mutua, la confianza en superar el reto si todos lo hacemos juntos: cantamos, hablamos, nos reímos de nuestras propias caídas, nos damos la mano, porque somos un equipo.
Después de comer, hay que cruzar arroyos estacionales que se han formado con las recientes lluvias: mochila sobre nuestras sienes y, ¡adelante! No hay nada que nos detenga. Habrá inconvenientes, se hará de noche y tendremos que ampliar el recorrido, luego llegará el huracán Álex y habrá que desmontar el campamento, pero seguiremos caminando.
LA AVENTURA DE VIVIR EL SUEÑO
Llevaba mucho tiempo esperando esta visita. Sé que hoy en día está demasiado masificado, que el turismo invade, muchas veces incosciente de lo que realmente tiene ante sus ojos, este lugar, pero aun así conserva su magia.
Chichén Itzá debía ser una parada en este viaje que es mi vida y, por fin, se convirtió en una muy importante. Inolvidable. Descubrir cada uno de sus rincones, respirar ese aire que inspiró a los más sabios científicos de la antigüedad, a esa civilización que construía esas magníficas pirámides... El sueño se había hecho realidad, ahí estaba, frente a Chichén Itzá, delante de ese castillo, más tarde en el cenote, el espectacular juego de la pelota. Ahora llega la curiosidad: el siete está presente constantemente, era un número mágico para los mayas. Hay grabados en sus paredes de un sacrificado con siete heridas de las que brota la sangre y siete serpientes bebiendo de ellas, siendo además siete los jugadores por parte de cada equipo en el juego de la pelota. La gran sorpresa: en el centro del terreno de juego, cualquier sonido emitido tendrá siete ecos, uno después de otro... algo más que sumar al misterio científico de los mayas. ¿Por qué el 7? Porque en nuestra cabeza hay siete receptores, a saber, los dos ojos, los dos oídos, los dos agujeros nasales y la boca).
Sin duda, una experiencia única.

No hay comentarios:

Publicar un comentario