viernes, 30 de enero de 2009

RETOS

La vida que nos ha tocado vivir está llena de retos, de desafíos, de constantes pruebas que nos van guiando en nuestra existencia, nos hacen conocernos a nosotros mismos y, sobre todo, van completando nuestro desarrollo personal.
Reniego de aquella persona que afirma que ya lo ha hecho todo, que nada le queda pendiente, que ya ha alcanzado su máxima cumbre.
Pero, ¿qué sería de los retos sin el esfuerzo que conllevan? Subir una montaña, nadar en el mar, superar situaciones sentimentales difíciles, exámenes...
Todas las actividades arriba mencionadas, cuando se culminan, si de verdad han supuesto un verdadero esfuerzo para nosotros, y si realmente les damos su auténtico valor, nos ofrecen algo muy valioso: la satisfacción.
Y quizá, recientemente, con una situación económica mundial que nos tiene, permítase la expresión, "con el agua al cuello", hace que nos olvidemos de lo que nos ha costado conseguir toda nuestra vida, dando valor a lo simplemente material. Y cuando hablo de conseguir nuestra vida, me refiero a proponernos a nosotros mismos desafíos, superarlos, aprender de las experiencias, con el crecimiento personal que ello conlleva.
Nos olvidamos de todo lo bueno que hemos conseguido, llámese aprendizaje, momentos, sentimientos, hallazgos, y pensamos únicamente en lo material. Entonces surgen las terribles preocupaciones, siempre con fundamento, económicas. Y ante esos problemas, la única solución realmente útil es el recuerdo: rememorar todo lo que hemos luchado en la vida, las propuestas que hemos conseguido, pensar que de verdad nuestra existencia merece la pena. Sólo ese positivismo nos hará encontrar ideas para salir de la crisis.
Tan importante como superar los retos es valorarlos, y siempre darnos un tiempo de reflexión en el que pensemos qué hemos hecho, qué hemos conseguido, qué debemos mejorar y qué hemos aprendido. Entonces nos daremos cuenta de que ha merecido la pena.
Mi ejemplo se ha basado en la crisis financiera mundial, pero puede valer para cada situación desfavorable que encontremos en nuestra existencia.
Siempre, también, salir de una crisis personal será un nuevo reto, a veces el más difícil, pero que también merecerá la pena.
Hace dos años sufrí una crisis personal, lo confieso, me adentré en una espiral de negatividad de la que me costó salir. Sin embargo, con grandes dosis de trabajo para superar los inconvenientes, logré superar los problemas que fomentaron esa crisis y solucionarlos totalmente. Las consecuencias de esa situación: me hice un poco más fuerte ante la adversidad y, sobre todo, aprendí que NADA es imposible. La experiencia siguiente a esa crisis fue una de las mejores de mi vida, nunca olvidaré lo que me costó llegar a ella, pero tampoco olvidaré lo que de verdad disfruté, cuando llegué a la parte más suave de esa montaña, la parte más bella, más dulce, más agradable, consecuencia de todo el esfuerzo puesto en las cuestas anteriores. De esos meses aprendí a mandar lejos todo lo negativo que se me acerque, e incluso a sacar la parte más positiva de lo peor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario